domingo, 20 de septiembre de 2009

Ilusiones...


Nada ocurre por casualidad, todo tiene una razón de ser… o eso dicen

Cuando era adolescente el libro "Ilusiones" de Richard Bach, me encontró o nos encontramos y siempre estuvimos juntos.... El hecho de reencontrarme con él estoy segura de que no es obra de la casualidad.... Al releerlo me estoy reencontrando con muchas ideas, que si bien entonces no les di tanto sentido, ahora noto que no solo lo tienen, sino que las siento demasiado familiares. Tal vez la razón de adquirirlo hace tanto tiempo fue que debía tenerlo disponible para cuando el momento adecuado de entender lo escrito llegara. Y ese momento es hoy supongo... Lo mágico de esto es que no se trata de leer cosas nuevas… se trata de reafirmar ideas que me llevaron años formarme, lo veo como si fuera la línea que subraya una idea para remarcarla, como las negritas que se sobreponen a una palabra para hacerla mas evidente de lo que es por si misma.
Este libro, antes que muchos actuales, lanza al mundo la idea de que todo lo que sucede en la vida de las personas ocurre porque son las mismas personas quienes los convocan, quienes los producen y que aquello que otros llaman milagros son cosa cotidiana para quien logra ser conciente de esta realidad. En aquellos años no existían obras como “El secreto” ni todas las actuales que hablan de estas posibilidades. Más allá de si los milagros pueden ser cosa cotiana o no, lo que más me llega de toda la obra, son los pequeños parrafos que el personaje principal extrae de ‘El Manual del Mesías’, frases cortas con lecciones para iluminados en formación. No puedo evitar sentir algunas tan ciertas. Algunas como éstas:
“He aquí una prueba para verificar si tu misión en la tierra ha concluido: si estás vivo, no ha concluido”.
“Para vivir libre y dichosamente, debes sacrificar el tedio. No es siempre un sacrificio fácil”.
“Tu ignorancia es directamente proporcional a la medida en que crees en la injusticia y la tragedia” (yo agregaría “Lo que para alguien es el fin del mundo, para otro es el Cielo”).
“Si haces la experiencia de ser ficticio durante un tiempo, comprenderás que a veces los personajes de ficción son mas auténticos que los individuos de carne, hueso y corazón palpitante”.

En algún punto, Richard pregunta a Don: “De modo que nunca te sientes solo, Don?” –”A menos que sea lo que yo deseé. Tengo amigos en otras dimensiones que me hacen compañía alguna que otra vez. Tú también los tienes”–.
No espero, como Richard, aparecer plumas azules de la nada, ni cosas extraordinarias. Tan solo espero abrir los ojos lo suficiente como para seguir encontrando que todo lo que hay es bueno, a pesar de las apariencias, que son solo disfraces de la realidad. Una realidad que nos negamos a nosotros mismos el ver y el vivir, pero que por mas que nos empeñemos en negar, no pierde un gramo de sustancia. Es como decir que no existe el viento porque no lo puedes ver, o que no existe el alma porque no la puedes tocar… sin embargo existen y se pueden sentir. Así como todo esto hay una realidad que es verdadera y no es la que vemos con los ojos o tocamos con las manos, es la que se siente y se intuye, es la que inflama nuestras esperanzas, la que nos da luz cuando las cosas no son como deseamos y que nos hace esperar que al dejar esta ficción que es vivir, todo sea ideal. Si abriéramos los ojos adecuados para ver esta realidad de la que hago mención, veríamos que el sufrimiento, el dolor, no son sino mera ilusión, terquedad de aferrarnos por miedo a lo conocido, aunque lo conocido no sea la Verdad que nos espera mas allá de todas las cosas… pacientemente hasta que lleguemos a ella.

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